Época: Renacimiento
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1600

Antecedente:
Literatura renacentista



Comentario

En la literatura portuguesa el Renacimiento no se percibe hasta el pleno siglo XVI. Poéticamente la lírica es paralela a la de los "Cancioneros españoles", es decir, poesía cortesana de temática amorosa. En el tránsito entre los siglos XV y XVI, existe, sin embargo, una corriente humanista que cultiva la poesía neolatina. Pero no hubo mejor poeta portugués que representara a los nuevos tiempos que Francisco Sá de Miranda (1481-1558), gran sonetista y autor teatral sobre modelos italianos, que viajó por Italia, donde conoció a Bembo y a Sannazaro, y que en España conoció las obras de Boscán y Garcilaso. Con todo, ningún autor puede rivalizar en fama, éxito y renacentismo con Luis Vaz de Camoens (1524-1580). Su obra "Os Lusiadas", cuyo tema es la gloria de su país, constituye la gran epopeya nacional de tema moderno que produjo el Renacimiento, junto a la "Araucana" del español Ercilla. En una extraña unión de ideas cristianas y paganas, pues la epopeya es un contrapunto entre el viaje de Vasco de Gama y el mundo de los dioses clásicos al estilo homérico, la genialidad de la obra aparece por la unión de tres extremos hasta entonces irreconciliables: el clasicismo grecolatino, el medievalismo y el nacionalismo de corte humanista que intenta glorificar las glorias marítimas de Portugal.
El desarrollo de la literatura inglesa, hasta que triunfen las formas renacentistas, fue muy lento y complejo. En el umbral del Renacimiento destaca la figura entre tradicional y moderna de Geoffrey Chaucer (1340-1400). Diplomático en Italia y Francia y traductor de obras latinas, conoce con detalle la obra de Dante, de Petrarca y Boccaccio, de quien toma, al parecer, la idea de la estructura y algún cuento para la elaboración de los "Cuentos de Canterbury". No obstante, éstos difieren en extensión, ritmo y temática del "Decamerón", superándolo: la variedad de personajes es mayor, y hay leyendas largas y relatos breves, cuentos cortesanos y de aventuras, desvergonzados y de vidas de santos, fábulas de animales, etc. Salvado ese ejemplo de Chaucer, el verdadero Renacimiento literario inglés, que nunca anuló la tradición, tuvo lugar durante el reinado de Isabel I. De los poetas, Philip Sydney (1554-1586) defendió en su "Defence of poetry" los principios del nuevo estilo, es decir, la estética literaria procedente de Italia y la poesía contra el moralismo puritano. Como prosista Sydney escribió una novela pastoril, "Arcadia", siguiendo el modelo español de la "Diana", de Montemayor. En el género dramático destacó Christopher Marlowe (1564-1593), quien escribió "La trágica historia del Doctor Fausto", precursora del drama de Goethe. Sus otros dramas, como "El judío de Malta", "La matanza de París", "Eduardo II" y "Dido o la Reina de Cartago", anticipan en parte los temas utilizados posteriormente por W. Shakespeare y avalan por sí mismos el florecimiento o el renacimiento de las letras inglesas en tiempos de Isabel I.

La modernización de la literatura francesa no tuvo lugar hasta el siglo XVI y, como todos los europeos, el Renacimiento francés es deudor de Italia y de preocupaciones humanistas. El introductor de la nueva era poética será Clément Marot, poeta oficial del reinado de Francisco I, el primero que compone sonetos en Francia. A caballo también entre la tradición y el Renacimiento cabe situar la obra de F. Rabelais (1490-1553): "Vida de Gargantúa y Pantagruel". Sin argumento unitario, constituye una burla y una sátira contra el lenguaje en cuanto cultura y saber institucional, contra las conservadoras autoridades académicas sorbonistas, contra los católicos, contra los clérigos y el sistema eclesial. La cumbre del Renacimiento francés tiene lugar, sin embargo, con la aparición del grupo poético de la Pléiade, dominado por Pierre de Ronsard (1524-1585). Su obra comenzó con las "Odas" sujetas a la influencia de Píndaro y Horacio, verdadera exposición de elementos clásicos aunque no exenta de originalidad y cuya temática central es el amor y la fugacidad del tiempo, temas que volverán en los sonetos de sus "Amours", escritos en varias series.